Adjunto el título de mi ponencia y un breve
resumen de la misma:
LA CONTROVERSIA SOBRE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP) DESDE EL MODELO INTEGRAL.
El Síndrome de Alienación Parental se define
como “el resultado de un proceso, despues
de un divorcio, por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos
con el objeto de obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor”.
Muchos investigadores lo han calificado una una forma grave de maltrato
psíquico infantil a la luz de las devastadoras consecuencias que constatan en
esos infantes cuando se hacen adultos. Por eso reclaman que las leyes recojan
esta forma específica de maltrato para proteger mejor a los menores.
Por otro lado, asociaciones feministas han
denunciado la formulación del síndrome como “un modo más de violencia contra las mujeres”, fruto de una reacción
neo-machista (backlash) ante sus avances, que trata de descalificarlas como
madres. Esto ha llevado al CGPJ, al Congreso y al antiguo Ministerio del
Igualdad a recomendar su prohibición en los juzgados cuando una parte lo
invoque para denunciar maltrato infantil y pérdida de contacto con sus hijos,
puesto que tal síndrome “no existe”
científicamente.
Si aplicamos el modelo Integral a las dos
posiciones de esta controversia, que de momento no han logrado alcanzar un
lugar de consenso, vemos como los defensores del SAP se mueven en los
parámetros clásicos de la modernidad, donde se considera la ciencia como algo
objetivo (vMeme naranja). Los argumentos de los detractores del SAP se situan
dentro de los parámetros de la postmodernidad (vMeme verde), que mantiene que el mundo no es una percepción sino sólo una interpretación,
es decir que la ciencia no se adapta a los hechos reales –el mito de lo dado- sino
que impone sus paradigmas sobre el mundo. Y dado que los hechos independientes
no existen (sólo existen las interpretaciones), la ciencia se halla al servicio
de algún tipo de poder o ideología: sexismo, racismo, imperialismo,
etnocentrismo, etc. Desde ahí construyen su crítica al SAP
aplicando los valores propios del vMeme verde, con todas sus virtudes y también
los defectos que ha señalado Ken Wilber en su obra como son la confusión entre
narcisismo y política.
El
modelo Integral nos permite valorar ambas posiciones
desde su respectiva altura (naranja y verde) y puede recoger lo mejor de ambas para
que tanto los derechos de las mujeres como madres (y también los padres,
añadimos nosotros) como el derecho del menor a su integridad psíquica se vean
igualmente valorados y defendidos. Este modelo nos permite deslindar álgunas de
las patologías propias del vMeme Verde como el relativismo gnoseológico o la
regresión etnocéntrica de raigambre narcisista que exhiben algunos grupos, para
conservar así sus valiosas aportaciones a los Derechos Humanos y contribuir
mejor a su defensa.