diumenge, 6 de novembre del 2011

LA AGENDA DE LOS HOMBRES POR LA IGUALDAD. BARCELONA CIME 2011 (y II)

Continuo con los comentarios (en negro) a esa agenda que inicié en el anterior post sobre las propuestas (en rojo) de esos "hombres igualitarios"

6. Apostamos por la coeducación en la comunidad educativa para transmitir valores que ayuden a crecer, también a los chicos, como agentes activos de igualdad. Esto ha de servir para prevenir el abandono escolar, las conductas disruptivas, el maltrato entre el alumnado y las  actitudes machistas que acaban perjudicando la formación de la población adolescente.
Para ayudar “a crecer, también a los chicos, como agentes activos de la igualdad” lo primero tendría que ser el preguntarse por la tremenda desigualdad que sufren los chicos en el fracaso escolar. Hablan de valores a transmitir, pero no cuestionan los valores vigentes que causan este fracaso mayoritariamente masculino. Es más, ni siquiera toman como punto de partida de su análisis el escandaloso hecho del fracaso escolar masculino. Parece que estén insinuando (al menos, mi comprensión de su texto no alcanza para más) que atribuyan a las “actitudes machistas” ese terrible fracaso escolar. Dado lo confuso y unilateral con que usan el término machismo (ver puntos 2 y 3) es muy dudoso que este punto 6 sirva para emprender una revisión y una crítica del sistema educativo vigente y sus valores que, por estilo de aprendizaje y por ambiente educativo, ha demostrado fehacientemente que tiene menos en cuenta las necesidades y el ser de los chicos que de las chicas. Si este fracaso además lo atribuyen al confuso término de “las actitudes machistas” parece que estén incurriendo en la estrategia de “culpar a la víctima” con lo cual se ahorran la revisión del sistema que produce tal fracaso masculino.

7. Apostamos por un lenguaje igualitario, que no represente ni sostenga el modelo de dominación sexista.
Su apuesta es un fárrago para los usuarios de cualquier lengua indoeuropea. La confusión entre el género gramatical y el género como construcción social es de lo más ridículo –además de una pesadez para los que leen o escuchan sus textos. Por suerte, ni ellos mismos han sido nunca capaces de aplicar totalmente semejante normativa a su lengua. A sus confusiones en sociología y otras disciplinas, y a su ignorancia de las neurociencias, habrá que añadir también la filología. Los gramáticos históricos ya han explicado que la división en géneros de las lenguas es bastante anterior a la división social en géneros, y que el término “no marcado” (que sirve para englobar el masculino y el femenino) nada tiene que ver con el sexismo ni con la dominación política de un género sobre otro.
Esta auto-vigilancia de lo más íntimo de uno mismo, esto es, de las estructuras de la lengua que habla, las reglas gramaticales que uno ha interiorizado en el subconsciente manera automática desde su infancia, en ese lugar en que la conciencia apenas puede intervenir, tal auto-análisis para alejarse del “mal” (la dominación sexista!), me parece que tiene que ver con la voluntad de auto-flagelación que exhiben los pro-feministas para hacerse perdonar su condición masculina. Me hace recordar lo que explica Michel Foucault en su libro “Tecnologías del yo” (págs. 90 y 116):
“El examen de conciencia consiste en ...examinar cualquier pensamiento que se presente a la conciencia …para ver si hay algo en este pensamiento que aleje nuestro espíritu de Dios. El examen se basa en la idea de una concupiscencia secreta (…) el examen de si, referido a la relación entre el pensamiento y una pureza interior. En este momento empieza la hermenéutica cristiana del yo con su desciframiento de los pensamientos ocultos. Implica que hay algo desconocido en nosotros mismos y que siempre nos movemos en una autoilusión que esconde un secreto” (...)
“Todas estas técnicas cristianas de examen, de confesión, de dirección de conciencia y de obediencia tienen una finalidad: conseguir que los individuos lleven a cabo su propia mortificación. La mortificación es una renuncia al mundo y a uno mismo: una especie de muerte diaria. Una muerte que, en teoría, proporciona la vida en el otro mundo. No se trata de un sacrificio para la ciudad: la mortificación cristiana es una forma de relación con uno mismo”

8.Defendemos las cuotas paritarias y de presencia de mujeres y hombres, tanto en los cargos de responsabilidad pública y empresarial, como en las tareas de cuidado y enseñanza.
Hasta ahora había leído en los textos feministas la confusión entre a) igualdad como punto partida y b) igualdad como punto de llegada, que es lo que las cuotas paritarias defienden. Es decir, a) se refiere al principio de igualdad de oportunidades: mismos derechos, deberes y oportunidades con independencia de género o cualquier otra condición social. La confusión con b) sirve para que el criterio de mérito, esfuerzo y capacidad para cubrir un puesto sea sustituido por el criterio biológico del sexo con que se nace, igual que en otras épocas era el criterio de cuna o linaje. Por eso es comprensible que haya bastantes mujeres, competentes y trabajadoras, que se enciendan de furia cuando se les insinúa que han llegado a su puesto por méritos ajenos a su valía, y abominan de esta argucia de las cuotas paritarias, que más parece un invento de mediocres que quieren gozar, sin competir, de los frutos que la competencia proporciona. (Por cierto, personalmente, los valores más bien femeninos de la no-competitividad en favor de cuidar las relaciones me parecen muy necesarios en nuestro mundo. Pero si alguien quiere competir, sea hombre o mujer, mientras lo haga dentro de unas reglas para el bien común, creo que también debe disponer de esa libertad).
Lo que hasta ahora no había leído es eso de la defensa de las cuotas paritarias en las tareas de cuidado y enseñanza, que son más bien profesiones feminizadas. ¿Los hombres que se presenten a las oposiciones de maestro de pre-escolar o de comadrona van a obtener puntos extra en el concurso por tener pene? No me creo que propongan en serio semejante ridiculez. Más bien me parece que, en tanto que adheridos a los postulados más etnocéntricos del feminismo, que defiende algo tan antidemocrático como las cuotas paritarias, estos hombres, para contrarrestar las críticas, ahora extienden esta falsa igualdad b), que la confunden con la igualdad a), a las profesiones feminizadas. Supongo que, en su autoasignado papel de “rescatadores” de las “victimas” discriminadas, ya se habrán encontrado con más de una mujer que rechaza furiosa ese papel de “victima” en que esos “salvadores” la pretenden encuadrar dentro de una cuota aritmética al margen de su mérito.
Sin embargo, si pretenden disimular el despropósito que suponen las cuotas feministas para proseguir en ese papel de “salvadores” que casi nadie les ha pedido, con esta lógica, deberían extenderlo a otros dos supuestos que no mencionan: las profesiones masculinizadas menos valoradas (mineras, pescadoras de altura...) e ídem para las feminizadas (amos de casa...). Es decir, confunden la igualdad con que el Estado obligue a todos y a todas a ser lo mismo.

9. Reconocemos las diferentes formas de ser hombre, así como los derechos cívicos y humanos de las distintas expresiones de la sexualidad, superando la patologización, la homofobia y la transfobia.
También de acuerdo. Ahora bien, pienso que no debe calificarse de transfobia el negarse a que los impuestos financien las operaciones de cambio de sexo (como si se tratara de enfermedades como las cataratas o los trasplantes de riñón). Dado que hay que superar la patologización, ese tipo de operación debe ir a cargo de quien libremente la ha elegido, no a cargo del erario público financiado por el contribuyente. Aquí lo personal no es público.

10. Revisamos las expresiones de nuestra sexualidad basadas en el dominio, para disfrutar de una sexualidad libre, respetuosa y consentida. Nos manifestamos, por consiguiente, en contra de la trata de seres humanos vinculada a la prostitución y a la explotación sexual de menores.
También de acuerdo. Sin embargo no aclaran si apoyan la prohibición de la prostitución aunque sea ejercida libre y consentidamente. En textos de hombres pro-feministas, siguiendo a sus compañeras, la trata de seres humanos (bueno, en los textos feministas hablan sólo de “trata de mujeres”, los hombres prostituidos parece que no les importan) la confunden con todo tipo de prostitución, y por eso piden su prohibición y el castigo a todo hombre que solicite un servicio sexual como pasa en Suecia (de las mujeres que solicitan tales servicios no dicen nada). Para ellos no existe la posibilidad de que alguien ejerza esa actividad por propia elección, saben más que el propio interesado/a, y por eso piden al Estado que los salven de si mismos. 
Este neo-puritanismo de entrometerse entre dos personas y su placer (monetario o sexual) quizás acabe triunfando allá donde siempre fracasó el puritanismo de las religiones tradicionales. (Por cierto, en lo personal, no me parece un placer deseable. Pero aun me parece más indeseable la intervención del Estado en esas tristes transacciones de sexo por dinero)

11. Propiciamos la mejora de la salud física y emocional de los hombres, visibilizando los costes de las formas dañinas de ser hombre, que reducen nuestra esperanza y calidad de vida, además de generar graves problemas de salud pública.
Totalmente de acuerdo, me parece muy necesario


Por un lado encuentro muy interesante que grupos de hombres se reúnan para hablar de masculinidad y sociedad. De otro lado me parece lamentable que, habiendo tan poco movimiento de masculinidad y política, los pocos que se dedican a ello abunden en los peores aspectos de lo que –para resumir- en la teoría de la Dinámica Espiral según el modelo integral sería el vMeme verde patológico, es decir, los peores aspectos del postmodernismo. En su afán pluralista de proteger la diversidad frente a la racionalidad tecnocapitalista uniformizante (el vMeme naranja) y la intolerancia mítico-religiosa (el vMeme azul  –ámbar para la escala de K. Wilber), estos pro-feministas no se dan cuenta de que caen en un etnocentrismo tan nocivo como el de esos estadios anteriores que ellos abominan. Los “derechos de las mujeres” se absolutizan confundiéndolos con los “derechos iguales”, con el grave olvido de las responsabilidades, que también deben ser iguales para todos. Este etnocentrismo de “mis derechos ante todo (sin deberes)” se sustenta en una estrategia típica de la cultura postmoderna: el recurso a la culpabilización y el victimismo. “Como los míos han sufrido tanto en el pasado, ahora merezco compensación”. Y así, se pasa de las cuestiones políticas al narcisismo en un continuum indiferenciado
Estos hombres pro-feministas están planteando cuestiones muy interesantes respecto de la masculinidad, creo que en la mayoría de sus puntos no sólo estoy de acuerdo sino que me parece muy necesario que se planteen públicamente. Sin embargo, al identificarse con esas estrategias de culpabilización y victimismo no sólo se desprestigian a si mismos ante tantos hombres anclados en posiciones arcaicas e insostenibles que deberían estar escuchando estos planteamientos, sino que sus mismas posiciones –las valiosas- quedan desactivadas al mezclarlas con otras posiciones ridículas, auto-flagelantes y científicamente infundadas.
El panorama de la masculinidad en nuestra sociedad está demasiado desértico de propuestas constructivas y válidas. Me temo que si las propuestas tienen que venir de este lado, apoyado por las subvenciones y la élite cultural, donde se confunde la política con el narcisismo, no saldremos de ese desierto. Mientras la polaridad masculino-femenino se plantee en estos términos que dan pábulo a los aspectos más etnocéntricos y regresivos de lo que sólo debería ser un reconocimiento de la diferencia y la pluralidad, poco avanzaremos en la necesidad de promover visiones inclusivas e integradoras que honren y reconozcan tanto las aportaciones como los sacrificios de ambos géneros para el momento que ahora vive la humanidad.

dimecres, 2 de novembre del 2011

LA AGENDA DE LOS HOMBRES POR LA IGUALDAD. BARCELONA CIME 2011 (I)


En Barcelona se ha celebrado este octubre un congreso sobre “Masculinidades y equidad: investigación y activismo” de los autodenominados “hombres por la igualdad”. Me parece una denominación confusionista, antes se solían llamar “hombres pro-feministas” que era una definición mucho más precisa de su postura. Al final de su congreso han publicado la siguiente agenda (en letra roja), sobre la que añado mis comentarios (en negro)

LA AGENDA DE LOS HOMBRES POR LA IGUALDAD. BARCELONA CIME 2011

Algunos de los aspectos en que los hombres por la igualdad coincidimos y que pueden formar parte de nuestra agendfa común hoy son –entre otros-:

1.Rechazamos el ejercicio del poder patriarcal y renunciamos a los privilegios que de él se derivan.
Estaría bien que estos hombres detallaran qué privilegios son esos que proclaman estar renunciando en su primer punto. Se supone que los que no hemos suscrito esa agenda estaremos detentando tales privilegios derivados del poder patriarcal. No sé a qué se refieren. Parece que hablan de una culpa difusa, difícil de ver, que acarreamos los portadores de gónadas masculinas. Cuando hay culpa, hay víctima y victimario, y una deuda a resarcir. También hay el “rescatador” de la víctima, que parece ser el papel que esos hombres se reservan.
Por mi parte declaro que los únicos privilegios que admito son los derechos que me concede la sociedad democrática: libertad de expresión y demás derechos civiles, políticos, sociales y culturales. Junto con ellos, sólo acepto lo que me he ganado con mi trabajo. No quiero regalos de nadie ni privilegios que no se deriven de mi propio esfuerzo.
Por supuesto no pierdo de vista que por vivir en una sociedad europea quizás ya haya sobrepasado mi huella ecológica, como tantas otras injusticias estructurales que van más allá de mi acción y mi ser individual. Acepto mi parte de responsabilidad y los cambios a aplicar en mi comportamiento (por ejemplo, respecto de la huella ecológica, no malgastar energía), cuando se me detallan y se razonan. Lo que yo rechazo es que se me atribuyan unos privilegios que jamás he solicitado y que desconozco, y aún menos que de esos supuestos privilegios se justifique una concreta legislación misándrica como compensación de una extraña deuda que parece que los hombres, como colectivo, tenemos contraída con las mujeres como colectivo; y que tal legislación lamine derechos individuales básicos como la presunción de inocencia o la igualdad con independencia del sexo

2.Denunciamos todas las formas de violencia machista hacia las mujeres, fomentando la revisión crítica del sexismo interiorizado y desarrollando un trabajo de sensibilización y prevención de esta violencia entre los hombres; apostando por la defensa de los Derechos Humanos y la resolución pacífica de los conflictos.
En tanto que soy hombre, me parece bien responsabilizarme de mi posible sexismo interiorizado. Sin embargo, para fomentar la revisión crítica del sexismo, además de la reiterada denuncia de la violencia machista a las mujeres, lo que urge es poner ya sobre la mesa las otras formas de violencia y de sexismo en las relaciones humanas: el maltrato infantil, mayoritariamente ejercido por mujeres –las madres- (no por un perversidad intrínseca de ellas, sino por correlación estadística al pasar más tiempo con niños), lo mismo que con el maltrato los mayores, la consideración social de los hombres –que apenas nadie cuestiona- como el sexo desechable (sacrificables en trabajos peligrosos, guerras, etc.), la violencia que sufren los hombres por ser hombres –tanto por parte de mujeres como de otros hombres- , la misma violencia que las mujeres ejercen contra las mujeres (ver la cita de “La casa de Bernarda Alba” más abajo) etc.
 La violencia sexista no es unidireccional como se deduce de este punto 2. Ni la interiorización del sexismo, algo que arranca de la pre-modernidad, es algo que solamente concierna en exclusividad a los hombres. El pensamiento pre-moderno determinó tanto a hombres como a mujeres; ambos pusieron la base de la civilización que ahora gozamos. Mientras se mantenga esta estrecha visión unidireccional dudo mucho que se pueda dejar atrás estas arcaicas situaciones de sexismo

3. Asimismo rechazamos otras violencias machistas (bullying, homofobia, transfobia).
Lo suscribo. Pero deberían concretar mejor qué quiere decir con que esa violencia es machista. Los y las homosexuales que desprecian a los heteros, o que les hacen burla por no haberse ”liberado” todavía, ¿también es violencia machista?  ¿Cuando las chicas ejercen el bullying es violencia machista? ¿O sólo se considera bullying cuando lo hacen los chicos? ¿Es machista la “Bernarda Alba” de García Lorca, o  el machismo sólo es cosa de hombres?
LA PONCIA: La hija de la Librada, la soltera, tuvo un hijo no se sabe con quién.
ADELA: ¿Un hijo?
LA PONCIA: Y para ocultar su vergüenza lo mató (...)
BERNARDA: Sí que vengan todos con varas de olivo y mangos de azadones, que vengan todos para matarla.
ADELA: No, no. Para matarla, no.
MARTIRIO: Sí, y vamos a salir también nosotras.
BERNARDA: y que pague la que pisotea la decencia.
ADELA: ¡Que la dejen escapar! ¡No salgáis vosotras!
MARTIRIO (Mirando a Adela.): ¡Que pague lo que debe!
BERNARDA (Bajo el arco.): ¡Acabad con ella antes de que lleguen los guardias! ¡Carbón ardiendo en el sitio de su pecado!

4. Promovemos la corresponsabilidad de los hombres y los cuidados compartidos, con especial referencia a la responsabilidad de los hombres en nuestro propio cuidado y el de las personas dependientes y mayores, apoyando medidas de conciliación de la vida laboral y personal.
También lo suscribo. Me complace lo de la “responsabilidad de los hombre en nuestro propio cuidado”. El índice de suicidios, la esperanza de vida y otros indicadores muestran el abandono de si mismos de tantos hombre que encuentran su sentido en lograr éxito en el mundo del trabajo y del dinero. Podrian preguntarse también quien disfruta de ese trabajo y de ese dinero, por qué y para quien están dispuetos a sacrificar su “propio cuidado”, su tiempo y su energía.
Como dice Warren Farrell “Pay is about the power we forfeit to get the power of pay”. Es decir, el hombre pierde el poder sobre si mismo por alcanzar ese poder de “yo soy el que paga” con que se construye la imagen de la masculinidad para hombres y mujeres (si no tiene dinero ¿qué mujer va a querer estar con él?). Este punto 4 nos habla de los cuidados compartidos, otros textos hablan de que estén emocionalmente disponibles, pero estas bellas tareas són un además (no alternativa) al rol fundamental –y todavía incuestionado- del hombre como de “ganador de pan”.

5. Impulsamos la paternidad activa y responsable, fomentando la implicación de los padres y la mejora de las habilidades para la crianza, siendo incluidos en los cursos de preparación al parto, primeros cuidados y cuidado de la madre. En este sentido, reivindicamos que los permisos de maternidad y de paternidad sean iguales, intransferibles y pagados a cargo de la Seguridad Social al 100% del salario.
Comparto tan buenos propósitos. Pero me parece escandaloso que en este punto de la paternidad omitan una cuestión tan sangrante para hombres y menores como es la Custodia Compartida. Cuando casi la mitad de los matrimonios termina en divorcio, ¿de qué “paternidad activa y responsable” están hablando? ¿Qué quieren decir en el punto 4 de "corresponsabilidad y cuidados compartidos"? ¿De que los hombres, gracias a las leyes misándricas actuales, sobre las que estos “igualitarios” no dicen ni pío, sean convertidos en cajeros automáticos? ¿Que sufran de un régimen de visitas como los presos para ver a sus hijos, dependiendo de la buena voluntad de la ex, y cuando no hay esa buena voluntad, sin ninguna ley que los proteja?
Leí que la conferencia inaugural la dió una socióloga australiana experta en masculinidad. Parece que esa aparente mujer nació hombre. Supongo que llegar a ser lo que es le habrá resultado un camino muy duro y difícil, no sé hasta que punto las dificultades de alcanzar su identidad personal y social habrá condicionado su visión de “machismos” y “masculinidades hegemónicas”. Este soslayo de una de las cuestiones centrales de la masculinidad vigente para tantos miles de hombres alejados de sus hijos creo que muestra la confusión en la que están sumidos estos autodenominados hombres igualitarios. Parece que se han tomado tan en serio aquello de que “lo personal es político” que, al hacer de su cuestión personal/sexual algo político, se han olvidado de manera descarada de las cuestiones verdaderamente políticas que ahora estan afectando a una gran mayoría de hombres. Más bien parece que han puesto el slogan del revés y que para ellos “lo político es su cuestión personal” , en otras palabras, una expresión de narcisismo –el mal de nuestra época. 

(CONTINUARÁ EN EL PRÓXIMO POST)