divendres, 29 de juliol del 2011

Cómo ser hombre en nuestro mundo. Por Josep Mª Fericgla


Entre dioses desorientados

Eric ha cumplido ya 15 años, primera estación en su madurar. Un buen día pregunta qué debe hacer para ser masculino, qué significa cuando alguien dice: ¡Eric ya es todo un hombre! Y, sin saberlo, pone el dedo en una llaga profunda.

Son muchísimos los hombres algo desorientados que intuyen que las mujeres han tomado la delantera en ser lo que son, y que ellos están perdiendo el tiempo y las oportunidades de ejercer como hombres. Veamos de explicar a Eric cómo ser hombre sin que suponga ninguna descalificación para nadie.

De entrada, es imprescindible un pacto general entre humanos. Hay que aceptar que la masculinidad y la feminidad no son un pene y una vagina húmedos, sino que se trata de caracteres psicológicos que cada persona lleva dentro y que se traducen en pautas de conducta que cada humano ejerce en determinadas circunstancias y en relación a los demás. Entre los últimos cambios de nuestras sociedades que son muchos y complejos ha sucedido que: a) las mujeres han redescubierto la feminidad; b) las mujeres han asimilado buena parte de la masculinidad; c) se ha alimentado la tan necesaria feminidad en los hombres; y d) falta... reconstruir la masculinidad en los hombres. Este aspecto tan esencial en la vida se ha convertido en algo muy ambiguo y por ello Eric no acaba de entender qué implica ser varonil. En definitiva, cómo ser hombre. Vayamos, pues, por partes.

El espíritu viril se caracteriza por estar lleno de promesas creativas y de aventuras descubridoras, pero precisa del alma femenina para impregnarla de tales anhelos y convertirlos en realidad. El mundo necesita de la osadía del espíritu masculino, de la misma forma que necesita la parte receptiva femenina que se encarga de dar forma y vehículo a las explosiones masculinas. Se buscan el uno al otro y Eric lo intuye, pero el espíritu masculino se muestra elusivo y hoy ha sido suplantado por tres viles substitutos: el primer sucedáneo de la virilidad ha tomado la forma de varón hiperactivo –la mayoría de hombres adultos; el segundo aparece bajo la cara del adolescente de treinta o cincuenta años que se niega a crecer y hace lo posible para contentar a la mamá-esposa –es decir, los hombres nueva-era y la mayoría de estrellas del rock, que reciben el estatus de héroes justo por explotar su imagen de niños rebeldes que se niegan a crecer, ejemplificados por el mismo Clinton. El tercer substituto de la verdadera masculinidad lo constituye el modelo Rambo, hombre-músculo insensible cuyo único interés es dominarlo todo a su alrededor, sea a garrotazos o... ¡porque pago yo!. Tampoco ese modelo le gusta a Eric porque eso implicaría el desprecio de sus congéneres y él es perspicaz. Así que reflexionemos todos porque en una situación como ésta es imposible casar lo masculino y lo femenino, y ¡que no se olvide! es el conjunto de la sociedad la que está cautivada por el modelo de varón tiránico movido por la necesidad neurótica del control o por el de hombre que se niega a crecer. Y no hay remedio a medias: cuanto más debilitado y desvalorizado queda un elemento del par genesíaco (masculinidad/feminidad), más sufrirá el otro las heridas complementarias.

Mira Eric, los romanos de la época imperial comprendían que una cosa es el espíritu viril y otra distinta es la personalidad de cada varón concreto, ya que hay tantas formas de ser hombre como hombres sobre la Tierra. Los romanos denominaron animus a ese espíritu viril, término que retomó C.G. Jung para referirse a ese algo masculino que hay en el aliento. Para que hubiera armonía, el animus debía estar presente en todo lugar y en cada individuo. Nuestros ancestros levantaban pequeños altares domésticos o lares (de donde nace nuestra palabra “hogar” o la catalana llar) para honrar ese espíritu viril, genio de la familia que se creía pasaba de generación en generación cuando una persona joven –chico o chica besaba al padre moribundo. Así, la masculinidad no se identificaba exclusivamente con los hombres, sino con este espíritu que necesitan unos y otras, toda la sociedad, aunque por la división natural de los géneros es el hombre quien mejor encarna las hechuras de lo viril.

Jung consideraba el animus como espermático y pregnante, y las mujeres buscan este espíritu masculino generador de vida porque el alma femenina lo necesita. El problema es que ellas, a menudo, se encuentran con el fetiche de la potencia viril aViagrada en lugar de una auténtica fertilidad y... se quejan. Buscan el impulso de lo varonil y a veces solo hallan un paquete de músculos prepotentes a menudo incluso impotente–, pero no el espíritu viril, el verdadero, que fertiliza la imaginación y la vida de las mujeres, el que ofrece seguridad no brutalidad. Un hombre no domina una mujer ni la trata con violencia si el verdadero animus se manifiesta a través de él. Los varones que fuerzan mujeres son justo los más débiles y desesperados, los menos masculinos.

Es tremenda y dolorosa la actual confusión entre esos hombres que se pavonean como adolescentes ante las mujeres, y el sentido verdadero y profundo de la virilidad. Esta confusión nos está distanciando a unos y a otras y, como triste consecuencia, las mujeres o bien se inclinan demasiado hacia lo femenino y se convierten en la muchacha desprotegida y conservadora que se dedica a seducir a los chicos como estrategia para sentirse segura, pero que nunca actúa siguiendo sus propios impulsos por temor a enojar al Rambo; o bien hacen lo contrario y –al igual que el engañoso varón hiperactivo– se dedican a los negocios y a sus carreras profesionales olvidando su ser femenino, receptivo y formador de vida. Los hombres deben irradiar ese espíritu masculino del que tanto carecemos; las mujeres necesitan la esencia viril del hombre para ser mujeres y viceversa.

Entre los griegos –Eric, escucha bien, el dios Eros era el principal espíritu viril. La masculinidad es erótica por naturaleza, y es erótica porque es viril. Ser masculino implica ser capaz de tolerar el impulso incontrolable de Eros, vivir movido por el deseo pero... sin ser su esclavo; la fuerza de lo masculino es la potencia creativa del propósito. Eros era la fuente de ese poder y el varón se hacía fuerte y verdaderamente sólido a través de su participación en este influjo erótico. No obstante, existe una diferencia fundamental entre la fuerza que otorga Eros y la capacidad de manipulación que genera el abuso de Eros: los sujetos que esclavizan la feminidad por medio del enamoramiento, esos Donjuanes aniñados que tanto abundan hoy, en realidad son púberes asustados que se defienden del brutal poder de Eros que se agita dentro suyo. Ser hombre es ser fálico en el sentido del resplandor de la libertad creativa, no de la pasiva oscuridad de la dependencia: según algunos autores, “falo” en su etimología significa “luz”. Los hombres, querido Eric, se vuelven violentos y levantan puños y bayonetas afiladas precisamente cuando su verdadero espíritu viril no puede brillar.

Pero ¿cómo hago todo eso? interroga mi desconcertado ahijado. Él, a nivel práctico, está dominado por los modelos que le llegan desde los medios de comunicación de masas, esas tremendas herramientas vehiculadoras de simbología que construyen nuestros valores y vidas. Cuando Eric trata de pensar en un modelo masculino, viril, aventurero y firme, lo que aparece en primera línea de su memoria es justo la ausencia de tal ejemplo; vacío que es atiborrado por la imagen mass-media de hombres jóvenes con barba de dos o tres días y luciendo correosas expresiones de papel-cartón; es este modelo actual de falsa dureza masculina cuya expresión y actitud vital es la de estar de vuelta de todo sin haber ido aún a ninguna parte. Robert Bly los describe como machos blandos que carecen de energía y que preservan la vida, pero no la dan. En estas caritas anoréxicas de modelo pretencioso no consigo ver ni la lejana sombra de Ulises, patrón de virilidad esencial de nuestra cultura mediterránea. Son varones sin energía que a menudo aparecen junto a mujeres fuertes que podrían ser sus mamás. Quizás sea así porque a finales de los años sesenta, cuando el movimiento feminista fue el abanderado de la reconquista del Ser, la mujer nueva que estaba naciendo precisaba un hombre suave, y con ello nos quedamos. Es como si ellas hubieran dicho: nos acostaremos contigo si no eres tan agresivo ni tan macho, y la masculinidad se equiparó a la agresividad y falta de respeto por lo distinto. Es así como de forma muy resumida– los hombres hemos aprendido a ser receptivos y suaves, pero... algo anda mal.

Atributos de lo masculino

Para que funcione la pareja cósmica representada en cada pareja humana se requiere algo de violencia: no hay cambio sin violencia, y para que una pareja funcione debe haber cambio (pero, ¡ojo! violencia y agresividad no son lo mismo). Es decir, la vinculación del hombre a su propia parte femenina (espontánea, receptiva, conservadora) ha sido una etapa necesaria en el camino hacia la deseada individuación global, pero el paso siguiente ha de ser redescubrir el salvaje que todo hombre lleva dentro, salvaje que constituye la propia alma de cada varón y cuyo modelo ideal tradicional está encarnado por el dios celestial caprichoso, colérico, celoso, dominante y despectivo con la debilidad. Este dios ha tenido diversos nombres: Cronos, Zeus o Urano entre los griegos; Júpiter y Jove entre los romanos; Jehova entre los judíos o Alá en el Islam; Arútam entre los jíbaros amazónicos, pero todos representan casi lo mismo. De aquí que lo masculino lleva en su esencia un divino guerrero insobornable que debe luchar por la verdad sin remilgos y por el descubrimiento constante de la vida y del mundo. Pero todos estos dioses, Eric, no son si no reflejos inventados por el ser humano de lo que debe ser una masculinidad con los pies bien anclados en la tierra. Son dioses que actúan como progenitores en este planeta, involucrados en la evolución y preservación de la vida. Eso está impreso en nuestros huesos viriles y debemos sacarlo para llegar a Ser. Y en nada impide la existencia de una masculinidad sentimental, un modelo varonil con espacio para las fluctuaciones emotivas, incluso para la homosexualidad: los hombres también lloran y aman, son vulnerables y extrovertidos. Una imagen que me impresionó en la adolescencia, leyendo la Odisea, fue cuando Ulises... ¡llora delante de gente! Si Ulises llora, también puedo hacerlo yo. Pero Ulises no sólo llora, claro: lucha, se arriesga, decide, es violento y astuto, le gustan las mujeres pero las sabe respetar; conoce las artimañas para enfrentarse a las engañosas sirenas y al gigante Polifemo y salir victorioso de ello... Esas luchas son símbolos de las guerras interiores, del propio espíritu viril que cada uno debe afrontar como hombre, del descubrimiento que cada uno debe hacer de sí mismo atravesando todas las guerras civiles internas que haga falta.

Podríamos hacer una larga lista de atributos pero, siendo concisos para Eric, resumimos explicándole que un varón debe ser creativo, fecundo y dador de vida, generador de situaciones, atento y protector y compasivo con la fragilidad. Debe aprender a vivir en armonía con la naturaleza y con la feminidad, debe ser también erótico, libre, salvaje y alegre, enérgico y, sin duda, violento sin ser tirano. Esta imagen nos despierta los recuerdos de un grito lejano, procedente del héroe mítico, invencible, patriarcal y guerrero; del mártir que sufre en silencio escuchando su dolor sin remilgos, suavemente femenino. Un hombre deber ser como el fálico dios Coptos, protector de los viajeros, otro símbolo de masculinidad, entre nosotros también encarnado por el navegante Ulises.

Otros dos atributos propios e intrínsecos de la virilidad son el tomar decisiones y asumir responsabilidades. Un hombre debe tomar decisiones con consciencia y cada una es un paso hacia su madurez. Cada deber que uno adquiere implica asumir nuevas responsabilidades y la lucha –de aquí la violencia necesaria– se da porque el ser humano es perezoso, nos cuesta asumir obligaciones autoimpuestas y salir de situaciones complacientes, edípicas y dependientes que nos siguen meciendo en una hamaca de inconsciencia e irresponsabilidad. Como dice el padre de Eric, para ser hombre hay que podar las ramas de la niñez y de la inmadurez, pero sin herir el alma tierna y candorosa del árbol: las primeras son elementos podridos, lo segundo mantiene al hombre en contacto con su más sagrada esencia.

En primer lugar, Eric, un hombre debe hacerse amigo de su propio padre y abuelos. Guste o no, ellos son el principal modelo de masculinidad que uno lleva dentro. Si no se tiene padre, o está ausente, hay que buscar otros hombres a los que se sienta como varoniles, rectos, fuertes, valientes y creativos. Además de ello, un hombre debe mostrarse exteriormente cortés con todos, sean ricos o pobres, amigos o enemigos, poderosos o miserables, debe saber ceder el sitio. Ha de ser capaz de discriminar, de tomar decisiones y de responsabilizarse de ellas; de esforzarse por comprender lo distinto y proteger lo femenino, así sea arriesgando la propia vida. Un hombre debe vivir comprometido en una búsqueda sagrada y, por el hado de los tiempos en que vivimos, para muchos esta batida no tiene sentido hacerla en el mundo exterior: eso fue en la época de los viriles cowboys que iban a descubrir y conquistar nuevos territorios en el legendario far west. Hoy, la aventura de la masculinidad debe tener una orientación interior; los hombres necesitamos redescubrir y educar al salvaje que todos llevamos dentro, hay que buscar el equilibrio más sólido, no los afectos protectores y castrantes de la esposa-mamá que decide por el marido-hijo.

A pesar de todo ello Eric, mantente interiormente libre y no confíes demasiado en nada ni en nadie, ni en mí. Ámate a ti mismo y a las cosas que hagas, pero no por el beneficio que te puedan dar, sino porque las haces tú. Vive como si hubiera llegado el día es la conclusión final de F. Nietzsche, eso te hará sentir más viril, poderoso pero no tirano, y ocupando tu lugar en el mundo. Eso implicará para ti... ser un Hombre.

Josep Mª Fericgla.

Dr. en Antropología cultural. Web 1. Web 2.

dijous, 28 de juliol del 2011

El SAP, lo privado, lo público, y el apoyo a los discriminados


En Mallorca, un grupo de personas afectados por el SAP se han movilizado, y al parecer esta vez han tenido cierto éxito mediático. El “alma” de este éxito ha sido una mujer activa y valiente, la Sra. Lina Serra.

Para nuestro gobierno el SAP es un problema privado, que no debería salir a la luz pública y mucho menos dirimirse en los tribunales. Esto, cuando llegan a admitir que se puedan producir situaciones de Alienación Parental, ya que lo que suelen hacer es negar que exista tal síndrome y, así de paso, niegan el fenómeno de la AP. Es decir, un camino al revés de lo que ha sucedido con la violencia machista. Hace años, si una mujer acudía a comisaría con un ojo morado a denunciar a su marido, la respuesta que recibía era “¿Y Vd. qué le ha hecho? Algo le ha tenido que hacer Vd. a él. Vuelvase a su casa y hagan las paces. Vds. tienen que quererse”. La misma víctima solía creerse estos razonamientos (también los daba el cura, la suegra, la TV, las pelis de Holywood...). El feminismo, con el celebrado slogan “Lo personal es político”, sacó esta violencia invisibilizada del ámbito doméstico para llevarlo a lo público. Un buen punto de partida, pero los excesos de tal exagerada politización han llevado al fracaso de tal política (me parece que el nº de mujeres muertas no ha variado, tanto antes como después de la implementación de las injustas leyes misándricas vigentes).

Con el SAP parece que quieran exactamente lo contrario.Se impide tratar de ese maltrato en público (prohibicionismo del gobierno), y en el supuesto que se den casos dicen que hay que solventarlos directamente con el maltratador/a, algo imposible en los casos graves. Como leí en una psicóloga negacionista: “SAP: el amor hay que ganarlo [por parte de la víctima difamada]”

Hay un punto añadido en esta lucha por los derechos de los menores afectados por el SAP. Como ya he dicho, el éxito de la movilización se debe al coraje de la Sra. Serra, una madre que se ha negado a “tragarse” su sufrimiento en privado y se planta ante los negacionistas sin tapujos. Quiero recordar, no obstante, que la mayor parte de los afectados son padres. Sin embargo, el éxito mediático y político del feminismo del resentimiento hace que, cuando un hombre protesta por una injustícia, aparezca no como víctima sino como sospechoso, que “algo habrá hecho”.

De la misma manera que las sufragistas en un primer momento necesitaron del apoyo de hombres como Stuart Mill para ganarse la respetabilidad de la opinión pública y que no las tomaran por locas o algo peor, o el sufrimiento de los negros esclavos el s. XIX se tuviera que hacer oír a través de escritores blancos como la autora de “La cabaña del Tio Tom”, parece que los hombres en este momento, para ganar respetabilidad en sus vindicaciones contra la injustícia, necesitan que haya mujeres que se pongan al frente de sus demandas. De ahí el mérito añadido de la Sra. Serra, y de otras madres y mujeres que, junto con los hombres, tratan de conseguir leyes justas para todos.

dilluns, 25 de juliol del 2011

Un escrit de Jordi Pruneda

El meu amic Jordi Pruneda, que treballa amb qüestions d'igualtat a l'ajuntament de Girona, m'ha enviat aquest escrit on amplia uns comentaris que m'havia fet a una entrada anterior i que jo li vaig respondre en una altra entrada a començaments de mes. Ara ell ha revisat els seus comentaris amb la meva resposta i ha escrit el següent article. Si tinc temps ja comentaré aquest escrit, de moment ara només vull reafermar novament el meu escepticisme davant una organització com Ahige, i també lloar el quadre amb els valors, un bon resum.

Per una igualtat inclusiva des d’una perspectiva sistèmica

AHIGE (2011) ha publicat un document constitucional, recent aprovat com proposta política de l’entitat: « Por una igualdad inclusiva ». És tot un programa polític. Satisfà molt veure el nivell d’integralitat i de síntesi que ens dóna el document. Poc a poc el moviment per la igualtat va madurant.

Aquesta entitat espanyola –AHIGE- és la central del dit “masculinisme feminista”. En algunes comunitats autònomes i nacionalitats, altres corrents del masculinisme en diuen d’aquest “masculinisme subvencionat”. En qualsevol cas a Catalunya (2011) això no seria exacte, doncs des del feminisme institucional barceloní s’ha ningunejat força aquesta entitat, perquè està centrat en la “política de dones”. Aquest feminisme que s’expressa institucionalment amb “polítiques de dones” és vist com a intel·lectualment esgotat per masculinistes més integrals o inclusius.

Així doncs, ara AHIGE reivindica –amb aquest document aprovat per l’Assemblea- la integralitat; és a dir, incloure els homes en la política d’igualtat, tot fent-se ressò de com algunes polítiques han desmotivat bona part dels homes per la igualtat, quan ideològicament hom es declara d’acord amb la igualtat.

De fet és una posició reiterativa: parlar d’igualtat inclusiva o perspectiva integral de gènere... és parlar de la linealitat de la recta: reiteratiu. La perspectiva de gènere és per definició integral i a llarg termini la igualtat o és inclusiva o no és igualtat. Perquè, doncs, la reiteració? Ara fa falta insistir en els conceptes originals perquè convertits en politiques des de certs feminismes, la ‘política de gènere’ només ha abordat una part de les relacions de gènere i no ha inclòs a tothom. Però repeteixo, estan esgotats: a la UE quan parlen de “gènere” parlen de tothom, l’Institut Europeu de la Igualtat de Gènere[1] inclou tant les relacions masculines com les femenines.

Celebro aquest document i voldria refermar-lo com una bona política d’igualtat, fent-ne una lectura des d’una perspectiva sistèmica (Compte: no hi ha 4 moviments masculinistes[2], n’hi ha 5, perquè també cal tenir en compte el masculinisme des del que s’observen els 4 primers. A aquest 5è masculinisme potser se’n pot dir “integral”, seguint l’esquema de la teoria evolutiva amb la que treballa Ken Wilber; o potser “sistèmic” si es deixa orientar per que es coneix com a teràpia familiar sistèmica).

El document té dues parts, una diagnostica i una propositiva. Al ser un document programàtic, si tingués en compte la diversitat del masculinisme no tradicional, la part diagnòstica podria obviar-se: que cadascú entengui la història com li convingui i posem-nos d’acord amb la part programàtica, allò pel que necessitem aliances de tots i totes. És a dir, mirant al futur ens entendrem tots els homes –i dones- que volem superar el llastra sexista. Però sí ens cal un mínim anclatge històric per entendre allò del present que volem superar.

Així doncs, des de la perspectiva sistèmica, si es vol respectar i prendre de tots els moviments masculinistes presents, les idees centrals del document poden llegir-se així:

  1. Tots els moviments per la igualtat de gènere tracten de superar el patriarcat. No aporta res el fet discernir si el patriarcat –govern dels homes- ha estat consentit activament tant per homes com per dones, o ha estat imposat maliciosament per alguns homes sobre les dones i infants. Qualsevol interpretació que es vulgui del passat porta a identificar el sexisme (superioritat discriminatòria d’un sexe sobre un altre) com a mal present.
  1. Lo central del sexisme estereotipat en diem “masclisme” per una part, i no oblidem “submisa” per l’altra part. Sistèmicament no hi un sense l’altra. Per evitar l’oblit, millor parlar de “sexisme” que ho engloba tot, tant les relacions d’ells com d’elles. Les dues són ara font d’infelicitat.
  1. La societat encara és sexista i atorga identitats i rols estereotipats en funció del sexe. No és només el rol el que resulta opressiu, la identitat estereotipada és encara més frustrant..
  1. Identificar el sexisme com a fet cultural, canviable, desconstruir els processos com s’empodera... permet el canvi. La crítica cultural postmoderna en això ha contribuït a la superació del model estereotipat que el poder hegemònic construeix pel control social que l’interessa.
  1. Com a model de relacions, el patriarcat –consentit, o imposat, o les dues coses- està a final de cicle: és un final patètic. Avui ja no és útil a ningú. En el mode de desenvolupament globalitzat actual, a ningú l’interessa aportar energia al model per canviar-lo de cicle. Per la raó que sigui, ni per la mentalitat racional, ni per la pluralista, ni per la integral, li serveix el model... doncs, l’evolució es mou cap a la llibertat (Hegel), o el que és el mateix cap a la humanització (Carbonell). El patriarcat és una presó que deshumanitza. El problema central, doncs, és la falta de llibertat.
  1. No hi ha “culpa” en el sexisme. Tots els moviments no tradicionals intenten partir d’aquesta base de desculpabilització, si més no pel que té la culpa de paralitzant. Encara que algunes parts del masculisme feminista mantinguin a l’ombra la flagel·lació i la expiació (què hi farem! No sabria dir si respon més a caràcters personals o a posicions socials). El que tots treuen a la llum, en el que s’explicita, és “responsabilitat”: de fer-se càrrec de la socialització amb la que un/a s’ha fet.... I afegiria: tot agraint-li que ens permet contrastar amb la consciencia del que un/a és: soc feliç amb el que tinc de masclista? No. Doncs em faig càrrec de canviar-ho. Les relacions amb igualtat s’ajusten més al que sóc (al que som). Per tant treballo d’un egocentrisme infeliç, a un “nosaltres” iguals, que satisfà millor la meva essència.
  1. Des d’una perspectiva sistèmica, la llibertat necessita un previ reconeixement responsable del que ara és contrari a la llibertat, és a dir, reconeixement del dolor de l’altre/a en el que s’hi ha participat:
    1. El dolor de les dones esteretipades com a objecte sexual. El dolor dels homes estereotipats com a objecte d’èxit.
    2. L’opressió de ser usada com a paridora o mestressa de casa. L’opressió de ser usat per a la guerra i la provisió, com a “sexe prescindible”.
    3. El dolor i la solidaritat per la violència de gènere i per l’exclusió de gènere. Igualment per les homofòbies.

Això és independent de que la biologia hi pugi ajudar. La biologia és base, però l’evolució és humana.

  1. I alhora un reconeixement de l’energia de resistència i sacrifici que s’ha dedicat al canvi emancipador:

· en primer lloc al feminisme, en totes les formes. És la lluita de les dones el que més ha transformat.

· També, més recentment, als moviments de masculinitats alternatives a l’hegemònica (de mentalitat tradicional-agrària). Molt espacialment al moviment LGTB.

  1. Finalment, seguint l’esquema típic d’un procés terapèutic aplicat al cas, després del reconeixement, després de l’agraïment al que ha aportar de positiu a la humanitat i de la responsabilització del que de negatiu hom a aprofitat, aniria bé un comiat. Hem de reconèixer d’entrada que per ara no hi ha rituals per a que les noves generacions puguin fer el pas que les acomiadi del patriarcat egocentrista. Sabem de l’eficàcia i utilitat social dels rituals, però s’han anat desdibuixant com si fossin relíquies del passat.

Com deia és un document fonamentalment programàtic. La part de diagnosi només té el sentit d’emmarcar les propostes. Des d’una lectura sistèmica, aquesta part programàtica pot engrescar a totes les mentalitats de dones i homes no tradicionalistes. És a dir, té la virtut d’identificar les polítiques entorn les que hi pot haver un ampli consens social per concretar-les en mesures transformadores. Seguint el document, presento aquesta lectura resumida en 6 punts:

  1. L’objectiu és la igualtat, que vol dir llibertat, que vol dir superar el sexisme. Relacions lliures i consentides entre iguals. És un objectiu declarativament acceptat per quasi tota la societat, 95%, tant homes com dones. El problema és avui el gran salt que hi ha entre el declarat i el practicat, més per part d’homes que de dones. De fet, l’objectiu és cobrir aquest salt entre el que es diu i el que es fa.
  1. Anàlisi integral: considerar tots els factors causants i mantenidors, integrar la perspectiva de dones i la d’homes, cadascú mirant amb els ulls de l’altre/a, considerar holísticament a les persones. Considerar les diferències com a valor, i la llibertat com a integració individualitzadora de potencials humans exclosos pel sexisme.
  1. Canvi de valors postmoderns, en la direcció de ser més complert i de més diversitat. Tot plegat és igual a ser més lliure. Cadascú i cadascuna es fa responsable de desenvolupar el que li falta dels valors abans exclosos, tant d’allò masculí com del femení:

Valors

Femenins

Masculins

Que completen tant a homes com a dones

Comunió

Empatia, solidaritat, cooperació

Expressió emocional

Cura...

Autonomia

Contenció emocional (templança)

Protecció...

Que deshumanitzen tant a homes com a dones

Submissió

Manipulació...

Superioritat

Imposició violenta

Repressió afectiva

Competitivitat...

  1. Transformació personal, tant homes com dones. Ells per obrir-se a l’esfera privada aportant-hi valors nous; elles per deixar-hi entrar i aportar nous valors a l’esfera pública. Valors que tenen traducció en temps i qualitat de dedicació.
  1. El moviment és sistèmic: el que passa a uns afecta a altres. Dit amb altres paraules: el moviment és mixt, dones i homes, junts. Sense deixar la “política de dones” on es necessari, es passa a la “política de gènere” inclusiva de dones i homes.
  1. Coemancipació: superar el sexisme com a realització dels drets humans o de ciutadania; com a humanització, des d’una perspectiva evolutiva.

Jordi

Juliol 2011


[1] se creó el 20 de diciembre de 2006; su cometido consistirá en ayudar a las instituciones europeas y a los Estados miembros a fomentar la igualdad de género en todas las políticas comunitarias y en las políticas nacionales resultantes, y a luchar contra la discriminación por razón de sexo. Otra de las tareas del Instituto será sensibilizar a los ciudadanos de la Unión Europea sobre este tema.

[2] Tradiconal, mitopoiètic, feminista, i de pares separats.

dissabte, 9 de juliol del 2011

A mis amigos del 15M

Cuando adviertas que para producir necesitas la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada."
Ayn Rand
La rebelión de Atlas

dissabte, 2 de juliol del 2011

Resposta a un comentari

Hola jordi

Comento les teves interessants aportacions que has fet al meu post sobre les xerrades de la masculinitat.

Cites un document d’AHIGE que encara no he llegit “Por una masculinidad inclusiva”. A veure què diuen aquesta vegada. Dius que aquesta entitat ha estat ningunejada pel feminisme institucional. A mi em semblava el contrari, sempre havia vist total concordança entre ambdós, al menys ells s’hi identifiquen amb els seus objectius. Tot i que tenen propostes lúcides i interessants.

Tampoc tinc tan clar que s’hagi esgotat això que la “política de gènere” només inclogui un gènere i no les relacions masculines. De la mateixa manera que veus que els que han dirigit les institucions econòmiques (ministeris, FMI, etc.) passen a dirigir grans empreses (Goldman Sachs per ex.) i al revés, aquests lobbys al marge de la democràcia que ens han dut al desastre que ara denuncien els del 15M, doncs de la mateixa manera veig que la “política de gènere” està en mans d’un lobby de professionals de classe mitjana alta, majoritàriament dones, que han sapigut apropiar-se d’una part dels pressupostos socials amb un discurs fanatitzat en el que encara no he vist per a res això que s’hagi tornat més inclusiu.

Entrant amb les teves idees centrals, en la nº1 estic totalment d’acord que el sexisme és un mal present. Tanmateix jo penso que sí és una aportació entendre com s’ha generat el patriarcat. La “teoria de la imposició”, és a dir, a la nit dels temps uns homes astuts i malvats per essència es van imposar sobre unes dones idiotes i dèbils, i això ha perdurat fins que unes altres dones que ja no es volien sentir inferiors (i alguns homes que no es volien sentir culpables) han dit PROU a aquesta colla de cabrons que fins ara estan vivint com a marahàs a costa d’explotar-les a elles. En primer lloc, aquesta explicació manipula i contradiu la història i l’antropologia. En segón lloc, aquesta falsetat ha contribuit a l’estat emocional misàndric que ara domina i que ha servit per a molts dels abusos “de gènere” que ara pateix la nostra societat (a més dels abusos sexistes que malauradament no s’han eliminat del tot).

Vull fer esment del que dius al punt 3.

No és només el rol el que resulta opressiu, la identitat estereotipada és encara més frustrant. Si no mirem als i a les que s’identifiquen amb alguna orientació sexual no estàndard.

Estic d’acord que les minories sexuals solen patir més. Tanmateix, penso que el problema està en la qüestió de la identitat i sobre tot de la identificació. ¿Qui necessita identificar-se com a homo, hetero etc? És el Poder el que el defineix a un (gran tema de Michel Foucault); clar que, amb la identificació, el meu ego aconsegueix seguretat. Per això la nostra cultura es dedica a “vendre” tota mena d’identitats i particularismes, (només cal fixar-se en l’evolució de la publicitat: l’important ja no és mostrar les virtuts del producte, sinó la “manera de ser” que et confereix). Per això de vegades trobo una mica sorprenents les sorolloses vindicacions polítiques que les minories sexuals fan de la seva condició, em dóna la impressió que són mostres de narcissisme (“mireu-me, sóc clarament diferent, però vull que vosaltres em reconegueu aquesta diferència...”), sense que per això vulgui disculpar les escandaloses discriminacions i agressions per part de les religions i dels pre-moderns en general. Però si la resposta a aquestes discriminacions és un augment del narcissisme, malament anem.

Estic molt d’acord amb el 4, el 5 i el 6 i com ho has expressat. Al 6, tanmateix, dius que tots els moviments parteixen de la desculpabilització. Com hauràs llegit a aquest blog, la meva reiterada crítica a cert feminisme, que he anomenat “del ressentiment”, precisament és pel seu abús de la culpabilització i del victimisme i per abonar la falsetat de la “teoria de la imposició”. Això de ressentiment ho he tret de Nietzshe, quan critica les morals reactives front a les creatives. I per desgràcia aquest corrent reactiu ha contaminat altres moviments que genuinament lluiten per la llibertat.

També m’ha agradat molt el que dius al 7. La última part (3/3) trobo que també està molt bé. A veure si més endavant escric més sobre els valors, està molt bé el que dius. El que no em queda clar és si és un resum del document d’AHIGE o és una proposta teva. Si és d’AHIGE doncs molt bé que vagin avançant per aquí. Sóc bastant escèptic amb aquesta associació. He llegit coses coses interessants d’ells, i cal reconèixer que volen reflexionar sobre la masculinitat, quan malauradament a la majoria dels homes aquests temes encara no els importen gaire. Tanmateix considero que representen un clar exemple de la masculinitat patològica pròpia de la postmodernitat: la culpa, el dogmatisme, la misandria, etc. Per exemple: La seva acrítica adhesió als postulats del constructivisme cultural, el mensypreu als factors biològics (neurociències) que expliquen la construcció de la masculinitat, el seu suport a totes les lleis misàndriques vigents, basades en la distorsió ideològica de les ciències socials, com l’abús de les enqüestes esbiaixades, com el famós punt de partida (indemostrat, míllor dit, fals) de “l’impuls masculí de dominació“ amb que justifiquen tota la política de gènere misàndrica. Un punt de partida que, per una banda el consideren atàvic, quasi com un “pecat original” difícil d’eradicar (per això el seu suport a l’enduriment de les lleis misàndriques); per una altra banda, en tant que adherents acrítics del constructivisme cultural, quelcom que hauria de ser molt fàcil d’eliminar, ja que com tot es construcció un es pot construir com vulgui. No he vist que sàpiguen sortir d’aquesta contradicció. En un altre sentit, no és tan diferent del que feia abans l’esglèsia: fer-te sentir culpable dels teus instints naturals (el sexe és pecat!) per així vendre la seva absolució.

Ja vaig escriure sobre ells pel document de la custòdia compartida. Posteriorment vaig parlar amb home que havia estat amb ells uns anys però va marxar desencisat. Aquest home em va passar uns emails interns que s’havia creuat amb altres membres i mostraven el mateix fanatisme i dogmatisme de les feministes del ressentiment, ja que aquest home volia que AHIGE es pronunciés per la Custòdia Compartida. Els insults i desqualificacions que li van dirigir eren astoradors (“qué hace este SOS PAPÁ aquí, que se vaya con los machistas...!” “Como dice Lorente...” .sembla que l’inquisidor fanátic de Lorente Acosta per a ells és como el Papa de Roma per a una beata). El més curiós és que finalment sí que es van pronunciar oficialment a favor de la CC (amb molt de retard, com els criticava en la meva entrada del blog).

Buf, em sembla que he escrit una entrada amb molt de barrija-barreig. Són idees per a explicar més poc a poc. En fi, a veure si així surt més debat.

Cordialment

Enric