Para finalizar el máster en Práctica Filosófica y Gestión social que cursé en la Universidad de Barcelona redacté un trabajo en el que hablo de postmodernismo y feminismo, sobre todo basándome en la obra de Ken Wilber y su filosofía integral. Copio algunos framentos que tienen que ver con la masculinidad y la política
La separación de las tres esferas que trajo
Actualmente hay al menos una docena de grandes escuelas feministas (liberal, socialista, ecológica, espiritualista, anarquista, lesbiana, marxista, cultural, constructivista, la centrada en el poder, etcétera). De modo que, a pesar de lo que afirman ciertas feministas, no existe el menor consenso sobre la “voz” característica de la mujer.
Habitualmente los investigadores se refieren a las diferencias biológicas con el término sexo y a las culturales con el término género. Sin embargo, muchas veces se cae en dos errores. El primer error (frecuente entre los conservadores) es creer que las cuestiones de género están determinadas por las diferencias de sexo, por tanto hablar de biología es casi como hablar de destino. El segundo es concluir que las diferencias de género son meras construcciones culturales.
Hay algunas feministas que sostienen que entre ambos sexos hay diferencias insalvables. Al igual que los sociobiólogos, se centran en importantes aspectos del fundamento biológico de la diferencia entre sexos. La investigación intercultural ha demostrado que no hay nada “androcéntrico” en las diferencias de sexo: el valor real ligado a esas diferencias de sexo varía de cultura a cultura. Las nuevas investigaciones en antropología, tanto feminista como ortodoxa, subrayan la importancia de estos factores (por ej. la mujer pare y el hombre tiene más fuerza física) a la hora de explicar los diferentes roles en la esfera privada y productiva, cuando la explicación basada en la teoría de la imposición se reveló como falsa (aunque en España algunos no se han enterado).
En el otro extremo nos encontramos con el constructivismo cultural, que ha aportado profundas comprensiones a las pautas intersubjetivas dentro de las cuales se encuentran hombres y mujeres. Sin embargo, algunos feminismos, siguiendo la tendencia postmoderna expuesta anteriormente, han llegado a absolutizar esa perspectiva constructivista negando los otros enfoques feministas y científicos, con lo cual, al no poder reconocer su influencia acaban atribuyéndola a la opresión. Así, llegan concluir que hasta las diferencias de función biológica son fruto de la imposición de una ideología masculina[1] que se pierde en la noche de los tiempos. Éste enfoque, llevado al extremo, define a las mujeres como moldeadas por otro (precisamente la misma definición que pretenden superar), y a los hombres como opresores de una u otra especie
[1] Si todas las diferencias fueran meras construcciones culturales arbitrarias, entonces el embarazo y la lactancia serian resultado de una confabulación del patriarcado
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